Cuando te despediste me puse a pensar lo detestable que ha de ser platicar conmigo, odioso, que dice las cosas como son, sin tentarse el corazón, una persona única que no te parece interesante simplemente porque no ha explorado entre los vicios como tú, que no es capaz de ir por la vida dando golpes y aún así demostrar ser el tipo tranquilo que quieres. Y si la situación fuera diferente, ojalá que así fuera por favor, hay cierta libertad que extraño tanto, y cierta felicidad que quisiera repartir en muchas direcciones, no sólo en una.
Y así se fue de nuevo mi imaginación, maldita sea, ideas fugaces...

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