La tarde (continuación).


Aún sabiendo que de alcanzarla no sería capaz de hablarle, corrí como tenía días que no lo hacía, el Sol estaba desapareciendo, las luces de la ciudad se iban encendiendo, cuando estaba a unos metros de ella, normalicé el paso, mi corazón estaba a punto de salir por algún rincón de mi cuerpo, ella caminaba despacio, no sabía qué hacer, de nuevo me dominó el impulso y le alcancé, parece que no notaba mi presencia, ella tenía la mirada baja, toqué su hombro, me miro dos segundos y actuó como si nada hubiera pasado, me sentí muy avergonzado. Me detuve a pensar y la tristeza me invadió, sentía horribles punzadas en mi corazón, estaba desesperado, no me iba a vencer tan fácil, tomé la decisión, le alcancé para hacer algo que nunca creí, me paré frente a ella toqué sus mejillas y le planté un beso, fue hermoso y fugaz, cuando abrí los ojos sentí el golpe de una mujer tan molesta, -eso dolió- le dije -eso mereces- respondió.
Yo sonreí, por dentro sentía que la conocía de hace tiempo, parecía que se le olvidó el coraje y le volvía la tristeza, ella agachó la mirada, -¿estás triste?- le pregunté, sin embargo no respondió, repetí la pregunta y pareció molestarse -¿de verdad te interesa? ni siquiera sé quién eres- me dijo, miré hacia la banqueta, -será mejor que dejes de seguirme, no me agrada la compañía y mucho menos de desconocidos, ¿a caso quieres que llame a la policía?- continuó, no respondí, sólo seguí caminando sin saber qué más hacer, el viento ahora era más frío, estaba imaginando que era un sueño y que pronto iba a despertar.
Le pregunté su nombre, dijo que se llamaba Carolina, no le creí mucho, de repente vi que lloraba, yo me quedé pasmado y sin saber qué hacer, acaricié su rostro y ella me empujo con todas sus fuerzas, -no te haré daño, te lo prometo, sólo dime qué tienes, tal vez podría ayudarte- le dije, me respondió - ¡Lárgate!

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